Me alentaban hace unos días a despotricar de nuestra feria, entre bromas afirmábamos que es mal síntoma admirarla sin ser rigurosos con la misma.
Estuve varios años desarrollando mi trabajo dentro de la estructura de la delegación de fiestas de Sanlúcar y os puedo asegurar que son muchos los in-sabores y sufrimientos que se han de pasar para organizar un evento tan grande como es nuestra Feria de la Manzanilla.
Pensar que por regla general en cualquier municipio se montan sus ferias en recintos ya preparados, pero en Sanlúcar año tras año se ha de invertir en montar un estructura que solo tiene validez para unos días, imaginen cuantas acometidas de agua, cuantos metros de tendido eléctrico, cuantos postes, vallas, movimientos de tierra, instalación de baños, contenedores para basura, montaje de las estructuras de las casetas y un sin fin detalles que aparte de una gran coordinación entre varios departamentos, que cuestan una auténtica pasta y si no piensen solo en el coste de nuestra portada por módica o desmontable que sea.
Hay que destacar y es el detalle que se desmerece que nuestra feria no solo repercute en gastos, es una gran fuente de ingresos, puesto que las tasas que se ha de pagar por instalaciones no es nada despreciable que nuestras arcas municipales agradecen como “agua caída en mayo”, nunca mejor dicho.
Pero se debe tomar este asunto como un gran tema pendiente, que los gobernantes de la ciudad nunca afrontan para buscar la idoneidad entre cómo organizar esta feria sin que afecte no solo a los bolsillos del contribuyente, sino al bienestar de sus vecinos. Me estoy refiriendo por supuesto a una nueva ubicación o a luchar por el respeto a las ordenanzas establecidas como son las de seguridad, medio ambiente o las sanitarias.
Este dilema es hora de plantearlo de una manera seria y eficaz, y así adaptar nuestra gran Feria de la Manzanilla como un referente cultural y social, que unifique el criterio de la diversión con la promoción económica y turística de Sanlúcar.
Estuve varios años desarrollando mi trabajo dentro de la estructura de la delegación de fiestas de Sanlúcar y os puedo asegurar que son muchos los in-sabores y sufrimientos que se han de pasar para organizar un evento tan grande como es nuestra Feria de la Manzanilla.
Pensar que por regla general en cualquier municipio se montan sus ferias en recintos ya preparados, pero en Sanlúcar año tras año se ha de invertir en montar un estructura que solo tiene validez para unos días, imaginen cuantas acometidas de agua, cuantos metros de tendido eléctrico, cuantos postes, vallas, movimientos de tierra, instalación de baños, contenedores para basura, montaje de las estructuras de las casetas y un sin fin detalles que aparte de una gran coordinación entre varios departamentos, que cuestan una auténtica pasta y si no piensen solo en el coste de nuestra portada por módica o desmontable que sea.
Hay que destacar y es el detalle que se desmerece que nuestra feria no solo repercute en gastos, es una gran fuente de ingresos, puesto que las tasas que se ha de pagar por instalaciones no es nada despreciable que nuestras arcas municipales agradecen como “agua caída en mayo”, nunca mejor dicho.
Pero se debe tomar este asunto como un gran tema pendiente, que los gobernantes de la ciudad nunca afrontan para buscar la idoneidad entre cómo organizar esta feria sin que afecte no solo a los bolsillos del contribuyente, sino al bienestar de sus vecinos. Me estoy refiriendo por supuesto a una nueva ubicación o a luchar por el respeto a las ordenanzas establecidas como son las de seguridad, medio ambiente o las sanitarias.
Este dilema es hora de plantearlo de una manera seria y eficaz, y así adaptar nuestra gran Feria de la Manzanilla como un referente cultural y social, que unifique el criterio de la diversión con la promoción económica y turística de Sanlúcar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario