Las razones de quien gobierna son solo explicaciones de su labor al frente de una ejecutiva que ejerce las acciones de actuaciones en su gestión particular.
A veces son convincentes puesto que el ciudadano palpa claramente una buena labor, pero por el contrario cuando no se hacen las cosas bien, se respira un ambiente de malestar que muestra opiniones contrarias a lo que se vende.
Es por ello y llegando la recta final a unas elecciones locales cuando se ha variar las directrices, puesto que en Sanlúcar sus ciudadanos están cansados de tanta parsimonia y explicaciones que no justifican la situación actual.
Más de diez mil parados, comercios cerrados, y una economía paupérrima, son una muestra del estado en que nos encontramos sometidos. La creación de empleo no llega, el cierre de comercios es una imagen habitual, y el turismo no augura suficientes esperanzas para cambiar nuestra situación, mientras el ciudadano se sumerge en un estado de espanto que le irrita considerablemente.
No es fácil el gobierno de una ciudad como la nuestra, no se pueden cambiar los hechos de la noche a la mañana, pero tampoco se puede ser tan pesado en justificar que bien lo hacen, esto ya tenemos claro que es un engaño.
Una cosa es real, solo se equivoca quien lo intenta, porque aquel que desde el sillón de la oposición no aporta soluciones, ni participa en la labor de plantear alternativas es más incapaz que quien está al frente de la gestión de gobierno.
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