Callejear es un modo de acercarse a la realidad de las cosas, además es una fórmula que barre audiencias en la televisión puesto que el ciudadano está palpando la actualidad más cercana sin parches y sin montajes.
Es por ello que si nos decidimos a callejear las calles sanluqueñas nos encontramos con unas tristes realidades que nos remonta la memoria a unas épocas donde el descuido y la inexistencia de servicios municipales era lo habitual y en donde a nadie se le ocurría denunciar tal calamidad.
A día de hoy no basta con comprometerse a enmendar las consecuencias de la lluvia, no es suficiente realizar visitas vecinales, de nada sirve la foto, lo único factible es dar soluciones prontas a la vergonzosa imagen que presenta algunas zonas en nuestra ciudad.
Circular en un vehículo sorteando baches, agujeros y lagunas, no es precisamente lo más parecido a “seguridad ciudadana”, es poner en riesgo la integridad de quien conduce y mucho peor aún es exponer una situación de posible accidente a cualquier peatón que transite por ese punto.
La institución que ha de poner freno a esta lamentable situación es nuestro Ayuntamiento, quien ha de disponer de todos sus medios para eliminar estas barreras, obstáculos y peligros a los que los sanluqueños han de enfrentarse a diario.
La imagen tercermundista que ofrece el camino Ancho, Santo Dios, Pago Las Minas, el V Centenario…y así innumerables calles de la ciudad es fruto de la incapacidad de gestionar un problema que prima imperiosamente por encima de otras prioridades, y si no se soluciona pronto lloverán muchas denuncias por la irresponsabilidad, tanto de los accidentes que provoquen daños materiales, físicos o quien sabe hasta sicológicos.
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