La balanza del pasado viene determinada por la reflexión de todos y cada uno de esos momentos que dejaron huella para siempre en la senda de nuestra vida la cual fue inundada por momentos felices, tristes, cargados de incertidumbres, anécdotas para el recuerdo, reencuentros, despedidas idas y venidas.
Ese ramillete de sensaciones ha demostrado nuestra capacidad de superación puesto que siempre rogamos para el año venidero mejor ventura y menor desdicha. No seriamos francos sin admitir nuestras culpas, dejaríamos de ser solidarios si no compartimos, y perdonar es un valor que hace al ser humano magnífico.
Al 2010 después de nuestras reflexiones le pedimos que sea mejor y las expectativas sean mayores y lanzamos deseos sencillos, siendo la salud, la familia y el trabajo los argumentos para nuestra gran esperanza.
Es habitual que cada cual efectúe el balance que crea más oportuno, los de las empresas son económicos, los de los políticos ¡ya saben!, por ello me quedo con los de las familias que son más sinceros, entrañables y verdaderos.
Si por pedir queda este año no voy a ser egoísta con los Reyes Magos puesto que para el año venidero seguro que tienen trabajo a destajo con tanto desempleo, tanto cierre, y tanta injusticia social seguro que son más peticiones que de costumbre así que no pierdan la calma que sus regalos serán benditos y recibidos como caídos del cielo.
Nada más nos queda esperar esas campanadas para darle la bienvenida al nuevo año al que cada cual ha creado unas expectativas diferentes por eso es el momento de estar preparados y lo pasado, pasado está y valdrá para el futuro próspero que anhelamos, “dos mil diez”, ¡bienvenido seas!.
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