Quizás entremos en una etapa proclive a confundir las máscaras o antifaces del carnaval, con el careto de alguno de los dirigentes políticos sanluqueños, puesto que visto lo visto y el calvario demagógico que nos espera presenciar a los sufridos votantes de esta ciudad, será fácil mezclar las risas enmascaradas, con llantos y lamentables políticos postulantes del carnaval sanluqueño, una fiesta que dura desde hace mucho tiempo “doces insufribles meses de tostón sobre tostón”.
Veo que ya no es vergonzoso anunciar promesas que a sabiendas serán incumplidas pasadas las elecciones, y es que si la ley impusiera castigos a quienes atentan contra las “ilusiones”, más de un veleta no atentaría con la desvergüenza de apuntalar “promesas vagas que pertrechan la mala fe, o quien sabe la suprema ignorancia de quien la anuncia”.
Para quitar dudas una propuesta ciudadana “…a todo aquel que prometa, que lo haga por escrito y si vencido el plazo que establece no se lleva a cabo, ha de disponer su y abandonar su cargo político”, con esto se consigue dignificar su honor y dejar intacto la pretensión de acabar con la –mala fe-.
Si se admiten ruegos quisiera realizar uno, “por favor no prometan lo incumplido, ni tampoco juren llevar a cabo propuestas que incluso ya están aprobadas para ejecutarse en un futuro próximo”, ya que de no ser así seguirán alimentando la carnaza moribunda, creyendo que los sanluqueños somos lelos y ¡no! esa no es la cuestión, es otra cosa que más tiene que ver con personajes horrendos que proliferan en la escena del carnaval político.
Un día de estos hablaré de democracia en los órganos internos de los partidos políticos, algo de lo que muchos comprenderán sea todo un experto, ya que aparte de vivirlo en primera persona he presenciado unos cuantos, por eso es inverosímil que quienes consigan la representatividad a costa de la vulneración de los derechos de unos iguales, y conseguir un liderato por la ley del “Dedazo”, no tendrá jamás la confianza de quienes aún creen en la honestidad de las personas.
Aquellos partidos, que por un motivo u otro articulan medios que destrozan las libertades de sus afiliados, no aportan las garantías suficientes merecedoras para ganarse la confianza de los ciudadanos, y serán estos últimos quienes con su veredicto en las urnas den su lugar a estos aventajados la trampa política.
Siendo así de franco en las conclusiones, no merece la pena esperar tanto de tan poco, y seguro que los partidos que afronten las próximas elecciones estarán ávidos por cumplir con sus objetivos, pero es obvio que a los sanluqueños ya nos vence el hartazgo político, que enmascara el verdadero rostro que tratan de ocultar.
José Villegas Rosa.
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