Esta semana fui testigo en una reunión mantenida con los marineros sanluqueños de la difícil situación que atraviesa el sector puesto que a día de hoy deben afrontar muchas adversidades, que impiden que puedan desarrollar con normalidad su faena diaria.
Es conocido que el Ministerio del Interior ha decidido declarar a Sanlúcar como zona de alto riesgo por contrabando de drogas, cosa que a nadie le extrañó pero sí es cierto que desde ese momento sea instalado unos controles más severos a las embarcaciones de los marineros.
El testimonio directo de estos trabajadores de la mar relatavan como llevan varios meses siendo permanentemente perseguidos por las autoridades, llegando incluso a afirmar que del tramo de la costa chipionera hasta Bonanza fueron detenidos hasta tres veces para realizarles las mismas inspecciones. Generalmente aceptan los controles y entienden que deban ser rigurosos, afirmando que quien no cumpla con las normativas o no dispongan de la documentación reglamentaria es lógico que sean sancionados, pero a lo que se oponen es a la persecución permanente, a la actitud discriminatoria sobre el sector y a la soberbia de más de algún funcionario que desconocen por completo las practicas marineras.
Si nuestros marineros encima de que soportan un trato discriminatorio por la administración central, ven como poco a poco le ponen más trabas para salir a faenar, desde la Junta de Andalucía imponen prohibiciones a la pesca de cerco, se inventan una asociación para gestionar una inversión de 2,4 millones de euros, donde no se le da participación a la cofradía de pescadores de nuestra ciudad además de que la gestión será monopolizada políticamente, se desesperan porque no pueden llevar a sus familias un sueldo digno. Y ahora para rematarlos del todo lo vigilan y acosan, parecen en más un caso haber perdido la presunción de inocencia, una injusticia absurda.
Espero que pronto esta situación se tranquilice puesto que la presión diaria a la que están sometidos no puede tener un final feliz, y cualquier día algún marinero perderá la calma, por ello el subdelegado del gobierno debe tomar carta en el asunto, o que la consejera de agricultura entre en razones para que el nivel de persecución y prohibiciones se aminore.
Los marineros sanluqueños solo quieren trabajar cumpliendo con sus obligaciones impuestas por las leyes o normativas y prenden rumbo a su rutina diaria faenar en la mar, y estar centrados en sus labores que ya bastantes sufrimientos padece para que ahora más de alguno arropados de una supuesta autoridad los traten como delincuentes, por ello es urgente favorecer al sector para que en tiempos de crisis tengan mejores condiciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario