El dilema del sí o el no a la reforma laboral lleva dando muchos dolores de cabeza a nuestra "ilustre clase política", desde que el gobierno decidiera recurrir al pacto social como la fórmula más común donde sindicatos, empresarios y estado debieran llegar a un acuerdo para consensuar una reforma que según los expertos es útil actualmente por necesidad, solo han conseguido muchas fotos de unos señores incapaces para la negociación.
Realmente los entresijos de las cuestiones no las conocemos y solo se venden mensajes relacionados con el coste del despido, pero es un arma arrojadiza usada para señalar quien es el malo de la película.
La reforma laboral entraña unos conceptos más amplios como por ejemplo regular los contratos laborales incentivando el empleo a las empresas por medio de ayudas y bonificaciones a sectores con mayor dificultad de empleo.
Se debiera plantear la implantación de unos contratos especiales cuyos costes no carguen al cien por cien a las empresas sino que una parte corra por parte de las administraciones de manera que las empresas no se vieran en la necesidad de reducir plantillas y poder mantener su producción.
La formación debe de tomar un papel importante puesto que la promoción e incentivo a los estudiantes con deseos de incorporarse al mercado laboral debe ser un compromiso firme para posibilitar una promoción de sus conocimientos con prácticas remuneradas.
El mercado laboral debe ser flexible por ello la lucha en los acuerdos finales es lograr garantías para todas las partes, pero el estado no puede fundamentar su política del empleo en subsidiar la inactividad laboral, es todo lo contrario debe mover el mercado para que la demanda aumente y la producción deba crecer a un ritmo que en empleo se vea beneficiado.
Una de las cuestiones que se trata y tampoco se quiere cambiar es el gran presupuesto designado a los sindicatos, algo que debe cambiar, los cursos de formación no deben ser monopolio de nadie ni tampoco debe ser excusa para enriquecimiento, el objeto final es la calidad de la enseñanza y la especialización de los trabajadores, si existe negocio en todo esto es un mercado que debe tener vetado los sindicatos, su fines son otros.
Si todas las reuniones no llevan a un acuerdo final, la reforma laboral se irá al traste, el gobierno ejecutará el decretazo y la huelga general se habrá servido en bandeja.
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José Villegas Rosa
Sanlúcar de Bda. (Cádiz)
http://josevillegasrosa.blogspot.com/
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