El entramado político andaluz se atisba y
enquista cuando se acercan las fechas de unas elecciones. El ciudadano harto de
personajes que solo piensan en como sostener su cargo político, deja de dar
importancia a declaraciones de estos sustentados por las fuerzas políticas que
han ignorado las reiteradas llamadas de atención de sus votantes.
Esto
no ha hecho más que comenzar y ya se dibuja un paisaje tintado de mensajes
cifrados que determinan los estrategas de cada uno de los partidos, los
socialistas empeñados en encontrar una mayoría suficiente, los populares
soñando con repetir resultados que contradicen a una realidad más pesimista,
los de I.U. a pesar de ser fieles a su programa ven como otros como los de Podemos
copiando sus ideales y prometiendo compromisos insostenibles son desplazados en
las encuestas, los andalucistas encaminados a seguir menguando su presencia
regional, los de UPyD y Ciudadanos, son incógnitas que forjan un destino que le
den representatividad dentro de un parlamento, que peca de ser un irresponsable
ante los andaluces por su inoperancia probada.
Sanlúcar
es un ejemplo de los desconciertos de nuestros responsables políticos andaluces
y ojalá exista una reflexión seria sobre los aspectos que pueden modificar el
espectro de un parlamento andaluz que ha visto deteriorada su imagen por las
políticas arcaicas que lastran a una sociedad que sacia porvenir y un futuro
mejor. Todos nuestros políticos y recalco en plural, tienen el deber de
proyectar programas encaminados a un desarrollo económico, social e igual para
sus ciudadanos, ya que volver a caer en las tramas del desprestigio al oponente
no hará ningún favor a nadie. Es hora de construir cimientos sólidos para
nuestra región, no cabe las corruptelas, las ilegalidades, ni las demagogias tramposas.
Las
próximas elecciones andaluzas han de servir como un instrumento útil para la ciudadanía,
y no como un trampolín para una clase política empeñada en sobrevivir para
guardar sus cómodas posiciones a costa de unos electores cansados de tanto
engaño con promesas incumplidas.
J. Villegas Rosa
No hay comentarios:
Publicar un comentario